Según el último Informe de Situación, que elabora el Instituto Plan Agropecuario, la escasez de precipitaciones ha deteriorado las reservas de agua, especialmente al norte del Río Negro, y las pasturas naturales.
Los técnicos advierten que las praderas “han detenido su crecimiento como consecuencia de la falta de agua” y que la siembra de algunos cultivos, como leguminosas, se ha visto atrasada por la falta de precipitaciones.