Vehículos y edificios en llamas, comercios saqueados y enfrentamientos entre manifestantes y agentes son las imágenes de esta noche en la avenida West Florissant de Ferguson y sus alrededores, epicentro de la ola de disturbios raciales que desató el 9 de agosto la muerte de Brown, desarmado y con 18 años, a manos del agente blanco Darren Wilson.
Según informa en su crónica la Agencia EFE, la Policía usó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes y aseguró haber contabilizado más de una decena de disparos en la zona de las protestas, pero no ha trascendido por el momento que haya heridos.
El área de Ferguson, en San Luis, estaba desde la semana pasada bajo máxima alerta, con el FBI y la Guardia Nacional preparados para intervenir si las protestas convocadas para esta noche derivaban en fuertes disturbios como los de agosto.
El alcalde de Ferguson, James Knowles, expresó al New York Times su malestar por no ver a la Guardia Nacional en acción: "Están en la zona, no entiendo por qué no se han desplegado", dijo.
El estallido de la violencia era precisamente el escenario que habían pedido evitar los familiares de Brown que, a pesar de estar "profundamente decepcionados" por el fallo judicial, dijeron en un comunicado que "responder a la violencia con violencia no es la respuesta".
El presidente del Gobierno, Barack Obama, recordó el deseo de la familia en un discurso no previsto desde la Casa Blanca en el que llamó a la calma y pidió "contención" a manifestantes y agentes.
Fuente: EFE