Al Qaeda reivindicó atentados sangrientos en Egipto

25 enero de 2014


En un foro yihadista en internet, Ansar Beit al Maqdis (Seguidores de la casa de Jerusalén, en árabe), un grupo de insurgentes islamistas que ataca desde hace tiempo a las fuerzas del orden en la península del Sinaí y dispara cohetes contra territorio israelí, reivindicó la autoría de las cuatro explosiones de bombas que la víspera dejaron un total de seis muertos en El Cairo.

Desde la destitución del presidente islamista Mohamed Mursi por el ejército en julio, el grupo multiplicó sus atentados contra la policía hasta el centro del El Cairo en represalia, según él, por la "masacre" de los partidarios del jefe de Estado derrocado. Más de un millar de manifestantes pro Mursi murieron a manos de policías o militares en los últimos siete meses.

Pero el sábado, el poder interino dirigido de facto por las fuerzas armadas instó a los egipcios a bajar masivamente a la calle para celebrar el tercer aniversario de la revolución popular que acabó con el régimen de Hosni Mubarak en 2011. Los Hermanos Musulmanes, la organización de Mursi, hicieron también un llamamiento a manifestarse.

"En este contexto, renovamos nuestro llamamiento a los egipcios: manteneros alejados de las instalaciones de la policía y de las fuerzas de seguridad porque hacemos muchos esfuerzos para tratar de evitar de herir a los musulmanes", concluyó el comunicado de Ansar Beit al Maqdis.

El ministro de Antigüedades, Mohammed Ibrahim, dijo que la explosión en la delegación de policía "dañó seriamente" los muros del Museo de Arte Islámico, del siglo XIX. En un comunicado a los medios emitido pocas horas después del ataque, Ibrahim dijo que también presentan daños graves los objetos y artefactos exhibidos en el museo,incluyendo una poco común colección de objetos islámicos que datan de 1881.

Ibrahim señaló que el museo, que recientemente fue renovado en un proyecto multimillonario, tendrá que ser "reconstruido".

Este sábado al amanecer, asaltantes lanzaron una pequeña "bomba incendiaria" contra un edificio policial en El Cairo, sin causar víctimas, según una fuente policial.

Tensión en el aniversario

En el tercer aniversario de la revolución de 2011, la tensión era palpable este sábado en El Cairo donde las comisarías parecían verdaderos búnkeres. Las manifestaciones convocadas en todo el país, tanto por el poder dirigido de facto por los militares y como por los seguidores de Mursi, hacen temer nuevos brotes de violencia.

Desde el 14 de agosto, cuando policías y soldados mataron a más de 700 manifestantes pro Mursi en un día en dos actos de protesta en en El Cairo, más de un millar de manifestantes islamistas han muerto y varios miles más han sido encarcelados, incluidos prácticamente todos sus líderes.

Estos últimos, al igual que Mursi, están siendo juzgados por diferentes delitos que podrían acarrearles la pena de muerte.

En El Cairo, policías y soldados bloqueaban el sábado con tanques las principales arterias, entre ellas la emblemática plaza Tahrir, epicentro de la "Revolución del 25 de enero" de 2011.

Al término de 18 días de manifestaciones jalonadas por actos violentos que costaron unos 850 muertos, el más poblado de los países árabes pasaba la página el 11 de febrero de 2011 a 30 años de poder absoluto de Hosni Mubarak, juzgado hoy por la muerte de esos mismos manifestantes.

Apenas caído el "rais", el Ejército tomaba las riendas del poder antes de entregarlas -16 meses más tarde- al islamista Mohamed Mursi, elegido en junio de 2012. Pero justo un año después de prestar juramento, millones de egipcios salían a la calle para exigir su salida, acusándole que querer islamizar la sociedad a marchas forzadas.

Tres días más tarde, el general Abdel Fatah al Sisi, jefe del Ejército, ministro de Defensa y ahora también viceprimer ministro de las autoridades interinas que instaló, anunciaba la destitución del jefe del Estado islamista, arrestado desde hace siete meses y procesado por cuatro cargos hasta el momento.

Hoy el general Sisi, verdadero hombre fuerte de Egipto, no oculta sus intenciones de presentarse a las elecciones presidenciales prometidas para este año, pero busca sin cesar un aval popular. Su entorno estima que una participación masiva de los egipcios en las ceremonias del sábado le otorgaría una mayor legitimidad.

Informe propiedad AFP


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