Según publica la Agencia EFE, los 12 reclusos protagonistas de la ocasión fueron seis mujeres y seis hombres procedentes de Ecuador, Brasil, Italia, Nigeria y Congo.
A su llegada a la cárcel el pontífice fue recibido con aplausos y gritos de cientos de reclusos de esta penitenciaría romana que, emocionados, intentaron acercarse a Francisco para recibir un beso suyo y también su bendición.
Tras el saludo inicial, el pontífice argentino se dirigió al interior de la iglesia "Padre Nuestro", de Rebibbia, donde de nuevo fue acogido con ilusión por los presentes que pidieron con insistencia poder besar su mano.
En su discurso, el pontífice argentino recordó que "el amor de Jesús no tiene límites" porque "Jesús no se cansa de amar, de perdonar, de abrazarnos", dijo.
Además, antes de lavar los pies a los 12 detenidos, recordó por qué Jesús limpió los pies a sus discípulos: "No entendían que quisiera lavarles los pies. La gente, cuando llegaba a sus casas, tenía los pies sucios por el polvo del camino y a la entrada se lavaban los pies. Esto no lo hacía el dueño de la casa, sino que era una labor de esclavos".
Francisco se despojó entonces de su solideo y descendió del altar para lavar y besar los pies de estos 12 detenidos que asistieron al acto con alegría e incluso alguno de ellos con lágrimas en los ojos.
Fuente: EFE