En declaraciones al programa Fuerte y Claro de Radio Informarte, la economista Magdalena Domínguez, desde Barcelona, hizo una puesta a punto de como quedó organizado el tablero político español luego de las recientes elecciones municipales y autonómicas. Escuche el análisis.
“Pedro Sánchez y el PSOE decidieron estratégicamente esperar a los resultados de las elecciones municipales para comenzar la negociación de acuerdos para el gobierno nacional. Los votantes del PSOE fueron muy claros en la noche electoral al gritar “Con Rivera no” cuando Sánchez salió a saludar al final de la jornada”, comenzó recordando Domínguez.
“En las últimas horas Sánchez se reunió con el presidente del PP Pablo Casado. En la reunión, Casado trasladó de nuevo a Sánchez que el PP votará en contra en la investidura de Pedro Sánchez. Al parecer, Casado acudió a la llamada de Sánchez, por lealtad institucional. Similar es el caso de Rivera, quien ha declinado las invitaciones de Sánchez porque ya le ha dicho dos veces que no le votará”, dijo.
En este contexto parece ser que la opción de pactar con Podemos es la única salida para Sánchez. Pasa que ese pacto “tampoco es claro ya que ambos partidos se mantienen el pulso. Los de Pablo Iglesias siguen queriendo tener presencia en el Gobierno, en forma de ministerios mientras que los socialistas siguen resistiéndose a ello”.
“En este sentido, el líder morado ha insistido en que el gobierno sea de coalición porque, a su juicio, que Podemos participe en el Ejecutivo resulta una garantía de que se cumpla un acuerdo programático con los socialistas. Por su parte, desde el PSOE se indicó que la oferta a Podemos se establece a tres niveles de colaboración: uno programático, otro en el legislativo y otro de participación en las tareas de gobierno”, detalló la economista.
“De esta manera, este frente de acuerdo tampoco es de fácil resolución. Por tanto, quedan muchas idas y vueltas antes de tener un claro acuerdo de gobierno”, comentó.
Incertidumbre
En otro tema, el futuro del Bréxit es una incertidumbre en si mismo porque “a tres años del referéndum, es muy probable que el Reino Unido experimente un cambio de primer ministro y que el 31 de octubre, rompa con la Unión Europea”.
“Esto sucederá por defecto, salvo que el nuevo primer ministro pida una nueva prórroga a Bruselas, consiga renegociar el acuerdo de salida y que el Parlamento lo apruebe o, en última instancia, se cancele el Brexit. Dado que lo más probable sea que se elija a Boris Johnson quien está a favor de salir del bloque (lo cual sabremos en la semana del 22 de julio), la fecha del 31 de octubre se mantiene vigente”, explicó Domínguez.
“Los efectos económicos y políticos no son claros. A nivel económico se augura que empeore la situación británica, aunque bajo los términos del documento que negoció Theresa May con Bruselas, habría un periodo de transición de 21 meses a contar desde la salida efectiva del bloque durante el cual el Reino Unido mantendría parte de su estatus mientras ambas partes negociaban un acuerdo comercial. Mientras, a nivel político nada garantiza que el Reino Unido se mantenga así, unido, especialmente teniendo en cuenta los movimientos independentistas en Escocia y en Irlanda del Norte”, cerró.
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