Con facturas por pagar y la legitimidad por construir, el nuevo presidente, Luis Lacalle Pou, tendrá que coordinar mucho más de los esperado. Escuche el análisis del politólogo Andrés Raggio en el programa Fuerte y Claro.
El nuevo Gobierno quedó en manos del Partido Nacional, y al mismo tiempo es quien lidera la coalición multicolor, que de base se sostiene por un denominador común, el anti-frenteamplismo.
Independientemente de ello, el régimen político uruguayo es presidencialista, lo que hace que el presidente no necesite de apoyo parlamentario. Ergo, la coalición para Lacalle Pou debe ser central para dos cosas: aprobar la ley de urgencia y la ley de presupuesto nacional.
El politólogo Andrés Raggio entiende que, "si el presidente electo logra esos cometidos, se puede decir que el Gobierno habría cumplido su principal objetivo".
La coalición, y con ello la gobernabilidad, podrá sostenerse en la medida de que el partido de Gobierno logre neutralizar las tendencias extremistas y al mismo tiempo apunte a corto plazo y por etapas.
Si bien gran parte del electorado apoyó a Lacalle Pou en el ballotage, este terminó venciendo por la mínima a Martínez, ni siquiera obtuvo la mitad de los votos emitidos, siendo "el presidente con menos apoyo electoral desde la restauración democrática".
"La legitimidad es menor de la usual, y más aún considerando que Lacalle Pou obtuvo solamente el 30% en la primera vuelta, deberá negociar con todo un abanico ideológico. Sea como sea, el gobierno próximo será primero del Partido Nacional y luego de la coalición", opinó.