Un grupo de inspectores enviados por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) no ha podido acceder aún a Duma, lugar en el que se denunció un ataque con armas químicas.
El régimen sirio junto a sus aliados militares rusos, quienes controlan la zona, aducen razones de seguridad para impedir el paso al equipo de investigadores.
Según informa Reuters, el alto cargo del Ministerio de Defensa, Ígor Kirilov, anunció desde la sede de La Haya, sede también de la OPAQ, que los inspectores podrán ingresar a Duma el miércoles.
Hasta ahora, los delegados rusos y sirios, ofrecieron a la OPAQ la presencia de 22 supuestos testigos del ataque químico de Duma para ser interrogados en la capital.
En tanto, en Moscú, según informó la agencia Interfax, un conjunto de diplomáticos responsabilizan a la ONU por el retraso de “la aprobación de la visita de los expertos de la OPAQ”, aunque un portavoz del organismo respondió que el Gobierno sirio les otorgó el visado el pasado miércoles.
Para la OPAQ, las imágenes y testimonios difundidos en redes sociales presentados por grupos opuestos al presidente sirio Bachar al Asad, en los que se podía ver civiles aparentemente asfixiados por la inhalación de gas cloro y gas sarín, son consistentes como para abrir una investigación.
Junto a Francia y Reino Unido, Estados Unidos realizó un bombardeo el pasado sábado en las instalaciones sirias —presuntamente vinculadas al programa de armas químicas— luego de concluir, a partir de una serie de informes, la utilización de armas químicas el pasado 7 de abril sobre Duma.
En tanto, el embajador de Estados Unidos ante la OPAQ, Kenneth Ward, acusó a Rusia y a Siria de bloquear la labor del equipo de investigadores y sostuvo que Damasco y Moscú tratan de manipular las pruebas.
A todo esto, fuerzas gubernamentales y policías militares rusos se encuentran vigilando las calles de Duma desde el sábado.
Tanto Rusia como Siria, continúan insistiendo en que la denuncia de un ataque químico en Duma es en realidad un montaje de los llamados Cascos Blancos, socorristas voluntarios que trabajan en las zonas que controladas por los rebeldes y por las asociaciones de médicos en el exterior que ayudan a los centros ubicados en áreas de insurgentes.
Fuente: El País de Madrid
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