Esa oficina estaba equipada con mesada de mármol, pileta y una ducha, un sillón Chaise y frigobar, entre otros lujos y costó siete mil dólares.
En entrevista con El Espectador el actual legislador señaló: “Hay que reconocer cuando uno se equivoca. Si hubiera sabido que tenía todas esas repercusiones, no hacía nada”, dijo.
“Hace poco en el senado algunos gastaron mucho más que yo en transformar una cocina que no se usaba”, agregó.