Patética incompetencia de todos los marzos

1 marzo de 2014


Es vergonzoso. Si algo está claro y definido desde siempre es la fecha de comienzos de clases. En épocas anteriores se podía decir que el presupuesto de la educación no alcanzaba para realizar los arreglos y reparaciones correspondientes. Pero ni siquiera se puede exhibir esa triste excusa porque la plata está; el grave problema es que no se consigue ejecutar las obras en tiempo y forma lo que representa una enorme incapacidad de gestión.

Un año puede ser excusable, pero la reiteración de este inconveniente todos los años, uno tras otro, ponen en evidencia una gravísima incompetencia que debería ser objeto de la correspondiente responsabilidad funcional.

Es increíble que no se pueda solucionar este problema. Es inaceptable que un país con las altas tasas de crecimiento del PBI que hemos vivido en estos años, con una tasa de crecimiento demográfico casi inexistente que no genera graves dificultades para acoger a las nuevas generaciones y con los gravísimos problemas que acucian a nuestra educación, no pueda resolver nunca el simple y básico problema de poner los locales escolares en condiciones de recibir a estudiantes y docentes al comienzo de un año lectivo.

Es indignante que esto se reitere. Es indignante que un Consejero de ANEP haya dicho el año pasado que hay que acostumbrarse a “estar siempre en obra”, justificando lo injustificable. Es insólito que el candidato del partido de gobierno siga insistiendo con defender la situación de nuestra educación, si su gobierno ni siquiera puede garantizar el normal comienzo de año.

Se han perdido todos los reflejos de buen funcionamiento. Como ha dicho el sindicato docente, que en esto tiene toda la razón, existe desidia e inercia burocrática que es incapaz de responder un asunto básico.

Se nos dirá nuevamente que la licencia de la construcción (hecho conocido y ampliamente previsible) impide lograr alcanzar los objetivos a tiempo. Se dirá que este año llovió mucho. Se multiplicarán las excusas, pero lo cierto es que todos los años asistimos a un espectáculo propio de un país atrasado y subdesarrollado. Sin embargo, vivimos en un país cuyo gobierno ha proclamado que debe ser un pais de primera y en el que, paradójicamente, no existen problemas de recursos para atender las reparaciones locativas, pero en donde existe una brutal incompetencia para resolver estas situaciones.

Entretanto, entonces, los sindicatos encuentran nuevas razones para multiplicar su inveterada tendencia a suspender clases e ir rápidamente al paro.

Así están las cosas. Razón de más para fundamentar nuestra prédica de quitarle la mayoría absoluta al partido de gobierno. ¿Se imaginan cinco años más con un gobierno autocomplaciente que cree que las cosas en la educación están bastante bien? Si andarán mal que ni siquiera pueden garantizar que las clases comiencen sin problemas.

A partir de allí comienza todo lo demás. Se pierden días de clase o se dictan clases en locales inapropiados, hacinados, con humedades, con baños en mal estado. Un contexto en el que las tendencias a la deserción y a la repetición se promueven desde el mismo sistema que, más que favorecer, alientan a la desafección y el fracaso.

Esto tiene que cambiar radicalmente y para ello el veredicto electoral de octubre será fundamental.

Por Pablo Mieres


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