Magnou: Antel "no cuida ni valora" al cine uruguayo; se le debe exigir a Netflix que incluya contenido nacional

14 agosto de 2017


Ago 14, 2017 @ 02:29
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Francisco Magnou, directivo de la Asociación de Productores y Realizadores de Cine del Uruguay (Asoprod), habló en Fuerte y Claro del impuesto que el Gobierno pretende aplicar sobre plataformas digitales como Netflix, y acusó a Antel de jactarse de ser ‘la empresa de los uruguayos’, a pesar de “no valorar” las producciones nacionales. Además, explicó por qué es poco frecuente encontrar películas uruguayas en la grilla de Netflix y en los cines comerciales.

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“No cuida en lo más mínimo el trabajo nacional, no lo valora”, dijo el directivo de Asoprod, en relación al contrato que Antel mantiene con Netflix.

Según explicó Magnou, la empresa estatal acordó pautas publicitarias con esta plataforma de películas online, a partir de lo cual la promueve para incentivar así el consumo de uno de sus servicios: los datos a través de internet.

La crítica que realiza Asoprod, es que Antel no condicionó el ingreso de Netflix como cliente, a un mínimo de cantidad de obras nacionales en su catálogo.

En este sentido, expresó: “Me resulta incongruente que nos embanderemos con (el slogan) ‘la empresa de los uruguayos’, y que ahora en su modelo de negocio se descuide totalmente el trabajo independiente del país”.

A su vez, aseguró que durante el período de Gobierno anterior, la empresa estatal tuvo una “larga negociación” con Asoprod, en la que se evaluó la posibilidad de crear una plataforma de streaming de contenido nacional, pero que esto “quedó trunco porque no hubo más contestación”. A los pocos meses, según contó Magnou, Antel concretó el acuerdo con Netflix.

Dijo llamarle la atención que los proveedores de servicios de telecomunicaciones a nivel mundial hayan asumido que la tendencia apunta al crecimiento del volumen de los contenidos audiovisuales, mientras que en Uruguay se está yendo por el camino contrario.

Impuesto a plataformas digitales

El proyecto de Rendición de Cuentas establece en uno de sus artículos gravar a las plataformas digitales que son consumidas por usuarios uruguayos, y que actualmente no realizan ningún tipo de aporte impositivo por constituir un servicio procedente del exterior.

Magnou consideró que una regulación de este tipo debe ser concebida desde un lugar más amplio, tomando como referencia cómo ha sido reglamentada en otros países.

“En los países de Europa no solo se los grava de impuestos sino que se les exige a las plataforma un porcentaje de contenido nacional”, explicó, y dijo que esto no sucede en Uruguay.

Consideró que de contemplarse esta variable “podría generarse riqueza, valor y trabajo” para el país.

¿Por qué Netflix ofrece pocas películas uruguayas?

Magnou explicó que el motivo por el que no hay casi películas uruguayas en Netflix radica en la lógica de trabajo llevada adelante por esta plataforma.

Hasta fines de los años 2000, Netflix compraba por volumen, es decir, compraba a productores que tuvieran una gran cantidad de obras para ofrecer. Hace unos años atrás este modelo de negocio cambió y actualmente la plataforma apunta a las producciones propias, por lo que ha decaído la cantidad de obras que adquiere de terceros.

A su vez, el directivo de Asoprod comentó que para llegar a integrar la grilla de Netflix es necesario sortear ciertos filtros; intermediarios, agentes de ventas y agregadores, que son quienes hacen sus propias recomendaciones para el catálogo de la plataforma.

“Para un productor uruguayo, que tiene una o dos películas, es muy difícil integrar grilla porque no tiene el volumen suficiente para entrar en diálogo con toda esta cadena”, indicó.

Sin embargo, en los países en los que se exige la incorporación de producciones nacionales, Netflix se ve obligada a salir a comparar obras, sencillamente para poder cumplir las normas que les son exigidas. “Eso podría ser un estímulo muy importante para el sector”, puntualizó Magnou.

¿Por qué las producciones nacionales no suelen exhibirse en cines comerciales?

La lógica propia con la que funciona la cadena de exhibición de películas en Uruguay, es la causante de que sea un acontecimiento excepcional la proyección de películas uruguayas en cines comerciales.

Esta cadena presenta características distintas a las de otros países, que impactan fuertemente en el consumo de las películas.

Los exhibidores de cine en Uruguay son en parte exhibidores y en parte distribuidores. Este fenómeno, que supone que dos eslabones de la misma cadena estén asociados, es ilegal en muchos países, como por ejemplo en Estados Unidos en donde si se es exhibidor, no se puede ser distribuidor.

A su vez, los distribuidores uruguayos tienen vínculos directos con los grandes estudios norteamericanos, lo que provoca que la mayoría de la oferta cinematográfica provenga de Estados Unidos. Además de tener compromisos ya asumidos, al distribuidor le genera doble rédito, por ser también exhibidor.

Es por esto que los exhibidores no suelen encontrar el espacio, ni la manera, para poner contenidos nacionales en su oferta, y suelen considerar que los contenidos producidos en Uruguay no son para su público, o que convocan a menor público que el promedio esperado, algo que, según Magnou, no es así.

El dirigente de Asoprod, relató: “Les damos la películas al exhibidor, las pasa una semana, y sin decirte nada, de un día para el otro, la baja. O a la primera semana, en lugar de ponerte en horario central para ser competitivo con las demás películas, te pone en horario lateral -a las 11 de la noche o las 5 de la tarde- y entonces cuando ve el nivel de púbico que tuvo tu película, este es menor. Eso ya sirve como excusa para bajar las películas”.

Magnou, concluyó: “Creemos que hay que dar una discusión para ver de qué manera la producción nacional puede encontrar sus espacios para mostrarse en salas de cine”.

Otros espacios de exhibición

El dirigente de Asoprod, considera que existe otra cuestión importante a atender: ¿qué sucede cuándo las películas uruguayas se exhiben en un lugar diferente a la sala de cine?

Dijo que cuando las producciones nacionales son exhibidas en televisión, en canales de aire, el rating es “muy alto”, y cuando son exhibidas en espacios al aire libre, con entrada gratuita, “la gente responde cada vez más”.

“La lectura de que a la gente no le gusta el cine uruguayo porque la taquilla de la sala no lo demuestra, es una lectura parcial porque la sala de cine tiene una lógica particular y no es todo el mercado”, destacó.

El valor de lo intangible

“¿Cuál es el valor de qué mis hijos puedan ver en 20 años la vida de Wilson, o lo que sucedió con Roslik?, dijo Magnou aludiendo a la película uruguaya “Wilson”, que cuenta la vida del líder nacionalista Wilson Ferreira Aldunate, y a “Roslik y el pueblo de las caras sospechosamente rusas”, que narra la historia de Vladimir Roslik, el último asesinado por la dictadura.

Es por eso, que entiende que las películas tienen una vida mucho más larga que la que implica las semanas que fue exhibida en cartelera.

“Hay cosas que son intangibles y que hacen a la cultura y la comunidad”, comentó, y enfatizó: “Las expresiones culturares son las herramientas para eso, y si no las cuidamos, y solo fomentamos productos de otros, nos vamos a identificar con la bandera de Estados Unidos y no con la de Uruguay”.

El fallido compromiso 2015-2020

Previo a la asunción del actual Gobierno, el sector audiovisual trazó junto a autoridades nacionales, líneas de trabajo a fin de generar una plataforma común, que sería desarrollada durante el período 2015-2020.

Entre sus objetivos principales se encontraban: incrementar el monto del fondo de fomento, regular las reglas de exhibición de obras nacionales y proteger los archivos fílmicos uruguayos, entre otros.

Al consultarle a Magnou en qué etapa se encuentran estos lineamientos, afirmó: “El compromiso quedó en la nada. Hubo tres ministerios que firmaron el compromiso, pero una vez asumido el nuevo Gobierno, ninguno de esos ministerios fue consecuente, ni asumió esa línea de trabajo”.

De esta manera, remarcó que los lineamientos no avanzaron más allá de lo enunciativo, y añadió: “Haciendo una mea culpa, no se trabajó para identificar cuáles iban a ser las acciones a tomar, no hubo un cronograma, y (el compromiso) se fue diluyendo”.

La necesaria creación de puestos de trabajo

Magnou aseguró que los datos estadísticos más recientes con los que cuenta, corresponden a los años 2009-2010, en los que se contabilizaron seis mil personas dedicadas al sector audiovisual. Sin embargo, explicó que este número probablemente haya crecido, porque a partir del año 2010 comenzó a impactar a la “ley de cine”.

Comentó que consiste en un sector “muy dinámico”, en el que el trabajo no es rutinario y es frecuente la zafra. Señaló que en el sector también están incluidos quienes trabajan en la televisión cable, así como quienes están implicados en nuevas tendencias de producción de contenidos digitales para web y redes sociales.

Por otra parte, se refirió a la proliferación de carreras terciaras vinculadas al sector audiovisual, algo que Magnou le atribuye, en parte, a que “es un lenguaje muy atractivo para las nuevas generaciones”, que ven muy tentador el trabajo en los medios de comunicación.

“Es gente que va a salir a trabajar el día de mañana, y necesitamos tener una industria consolidada que pueda dar trabajo a esa gente y a muchos más”, advirtió.

Según un estudio sobre consumo cultural en Uruguay, realizado por la Universidad de la República y citado por Magnou, el cine es la única expresión artística que la gente asegura no consumir por falta de dinero, es decir, por no tener el poder adquisitivo suficiente para pagar una entrada de cine. Con el teatro, la literatura y la música, las personas respondieron que no consumían por falta de interés, pero con el cine sucede lo contrario.


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