Las señales de un acto suspendido

21 junio de 2013


La noticia impactó porque se trataba de la primera vez en la historia de esta festividad que se procedía a su suspensión, pero además las causas invocadas generaban la percepción de que estábamos frente a un nuevo síntoma de agravamiento de la sensación de inseguridad creciente que vive nuestra sociedad. Para decirlo de un modo claro y preciso, a qué punto hemos llegado en este país para que las autoridades de gobierno tuvieran que suspender un acto patriótico porque no existen condiciones para garantizar la seguridad de los asistentes.

Como esto se produjo apenas un par de semanas después de que ocurrieran los lamentables hechos de violencia callejera generada durante la celebración de un campeonato de fútbol, la sensación de crisis de la autoridad pública se hacía evidente de una forma inédita en nuestro país.

Todos creímos que se trataba de una señal muy grave de debilidad de la policía que fallaba en su cometido de brindar seguridad pública. Nos pareció que este hecho marcaba un “punto de inflexión” en la situación de seguridad del país, porque así surgía de las declaraciones iniciales del gobierno departamental de Canelones.

Sin embargo, pasadas las horas, nos enteramos de que la Jefatura de Policía de Canelones, que era la encargada de evaluar las condiciones de seguridad pública de ese evento y que era la que tenía el cometido de mantener el orden público, no había recomendado la suspensión del acto, sino que, por el contrario, había indicado que se estaba en condiciones de garantizar el normal desarrollo de ese evento.

Entonces, no entendemos nada.

La Intendencia Departamental generó un clima de gravedad institucional con su decisión de suspensión y, además, cuando tuvo que explicar las razones, aun hoy, se insiste en la existencia de amenazas o circunstancias que podrían haber afectado la seguridad de los asistentes.

Resulta que el gobierno departamental de Canelones subrogó a la policía en sus potestades de evaluación de los riesgos y, en forma unilateral, suspendió el acto programado. Existió un notorio error político de la Intendencia, en la medida que su decisión provocó alarma pública generando la idea de que la situación social es tan crítica que ni siquiera se puede hacer un acto patriótico en este país.

Obviamente, lo ocurrido de ninguna manera justifica las reacciones provenientes de algunos dirigentes de los partidos tradicionales que rápidamente salieron a calificar de “cobardes” o “flojitos” a los que resolvieron la suspensión. Honestamente, esas declaraciones demostraron una triste pérdida  de estilo y altura que afecta la imagen de la política y de algunos de sus representantes. No estamos en un “boliche de barrio” ni se trata de un “concurso de guapos” para ver quien se planta mejor.

De todos modos, la decisión fue profundamente equivocada y generó un daño público gratuito y lamentable.

Pero, además, parecería que lo que verdaderamente motivó la sorprendente decisión de suspensión fue la posibilidad de que el gobierno departamental tuviera que enfrentar una situación de “escrache” por la situación de conflicto que mantiene con los funcionarios municipales del Departamento.

La verdad que no hay derecho a suspender un acto que tiene un particular valor para la gente de Sauce y para el conjunto de los ciudadanos de este país, por no enfrentar una situación de conflicto público con los funcionarios municipales.

No se entiende que se haya priorizado esquivar una situación desagradable provocada por un conflicto sindical, por encima de realizar el correspondiente homenaje al prócer de los orientales. No tiene lógica que un gobierno de izquierda suspenda un acto ciudadano para prevenir la expresión pública de reclamos sindicales o sociales, con independencia de que estos reclamos sean justos o no lo sean, está reñido con las propias concepciones impulsadas históricamente desde la izquierda frenteamplista.

En definitiva, un episodio olvidable que deja en evidencia la falta de sensatez de la decisión tomada. ¿O alguien duda que este episodio ha afectado la imagen del gobierno departamental y de su Intendente en mayor grado que si se hubiera realizado la demostración en contra de su gobierno?

Por Pablo Mieres


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