La agenda 2014 sera igual a la agenda 2009

3 agosto de 2013


Pues bien, un simple repaso del debate preelectoral de las elecciones nacionales de 2009 muestra con contundencia y claridad que los principales temas que estaban en los primeros lugares de las propuestas programáticas de los partidos, así como en los discursos de todos los candidatos, son prácticamente los mismos que están hoy en la agenda pública como asuntos pendientes de resolución.

En efecto, la situación de inseguridad y la crisis de la educación ocupaban la mayor preocupación de todos los partidos. En un segundo escalón aparecían la reforma del Estado, el desarrollo de la infraestructura física del país y la relación con Argentina.

De hecho, el presidente electo convalidó estas prioridades temáticas cuando eligió cuatro temas para generar acuerdos multipartidarios: educación, seguridad, energía y medio ambiente.

Pues bien, transcurridos ya casi cuatro años de gestión del gobierno elegido en 2009, los principales problemas detectados permanecen pendientes, sin que se hayan producido avances significativos. Más bien, por el contrario, tanto en materia de seguridad como en lo que tiene que ver con la realidad de la educación la situación ha empeorado significativamente.

En efecto, los indicadores principales en materia de educación y de seguridad muestran una profundización del deterioro que determina una mayor urgencia en la búsqueda de las soluciones que permitan revertir la realidad actual.

Por otra parte, en materia de reforma del Estado, poco y nada se ha avanzado. La aprobación de una normativa sobre funcionarios públicos mostró cómo se perdió una nueva oportunidad de avanzar sustantivamente al menos en una de las dimensiones más relevantes de esta temática. La profunda transformación del Estado, un requisito indispensable para acompañar un proceso efectivo de desarrollo nacional, sigue estando pendiente como un asunto central de la agenda pública.

En el caso de la relación con Argentina, después de un comienzo alentador debido al levantamiento del corte de puentes y a la finalización del conflicto generado en torno a la instalación de Botnia en Fray Bentos, la relación ha vuelto a convertirse en un verdadero problema nacional. El gobierno argentino nos denunció en el Grupo de los 20, presionó para la aprobación del tratado de intercambio de información tributaria, bloqueó las obras de dragado del Canal Martín García, estranguló nuestro comercio con ese país, estableció barreras para que los ciudadanos de ese país no viajen a Uruguay y trancó nuevas inversiones en el puerto de Nueva Palmira. Frente a todos estos gestos de agresión, la reacción del gobierno uruguayo ha sido débil, timorata y falta de propuestas alternativas.

Nuevamente, igual que con los temas ya señalados, tampoco en este aspecto el gobierno se ha mostrado capaz de resolver las dificultades con Argentina.

Tampoco ha avanzado el gobierno en la ejecución de obras de infraestructura que permitan ampliar la capacidad instalada de nuestro país para acompañar el proceso de crecimiento. De hecho, el instrumento elegido, los proyectos de participación público-privado no ha funcionado fluidamente y a la fecha solo se está construyendo una cárcel mediante este procedimiento. De carreteras, puentes u otras obras de infraestructura ni hablemos.

Solo puede anotarse el caso de la energía como un campo en el que parecen haberse logrado avances significativos. Pero, como contrapartida, la situación de la salud, que en 2009 no aparecía como un asunto prioritario para su resolución en la agenda pública, ahora se ha convertido en un nuevo problema cada vez más prioritario y urgente para resolver.

En síntesis, el gobierno terminará su gestión y los mismos problemas que existían al comienzo persistirán o, incluso, se encontrarán agravados.

No hay forma más contundente para medir la capacidad de logro de un gobierno que constatar la ausencia de resultados. Porque un gobierno no mide sus logros por lo que dice o promete, sino por lo que realiza o alcanza como objetivos fundamentales. Obviamente, en este sentido, el balance del gobierno es tremendamente deficitario.

Es bueno que la ciudadanía tome debida nota de lo ocurrido, particularmente para reflexionar con cuidado sobre su decisión futura.


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