Brasil: parte de la "torcida" fue feliz con derrota

9 julio de 2014


El bochorno y el sentimiento de humillación invadió las calles de las ciudades de Brasil. Belo Horizonte enmudeció de golpe. Los hinchas, ataviados de amarillo, con las caras adornadas y, muchos de ellos con la máscara de Neymar en la mano, buscaron un cobijo en sí mismo. Un lugar donde no oír hablar de fútbol. Donde no cruzar con la felicidad de cualquier aficionado germano.

El fútbol, esa gran pasión capaz de generar la más absoluta felicidad en muchos, un deporte apropiado por los brasileños, había supuesto en noventa minutos el mazazo más rotundo que se recuerda en la historia del balón de este país.

Tanto tiempo aguardando esta cita. El momento de volver a dominar el mundo con la pelota, que lo contrario supuso un decaimiento masivo. Un dolor incomparable en una gente que emplea la presencia en los estadios y su condición de seguidor para reforzar su autoestima.

Sin embargo, informa la Agencia EFE en su crónica, no todo fue dolor en el pueblo brasileño. Al lado, la otra 'torcida'. Los contrarios al Mundial. Los fieles más próximos a las excelencias del pasado indiferentes ahora a un acontecimiento y un equipo que no consideraban como suyo.

Aquellos que contemplaron las excelencias de Pelé, Garrincha, Zico, Rivelino, Ronaldo, entre muchos otros, ahora más pendientes de la situación social de un país con enormes diferencias que del ruido de un estadio.

Un empleado hostelero, que hace tiempo ya rebasó los sesenta de edad, mostraba cierta felicidad, exagerada o medio fingida, por la eliminación de Brasil. Era un hombre amante del fútbol, de las costumbres y tradiciones brasileñas. Pero también consciente de la situación que vive su pueblo.

Iba el hombre ataviado con la camiseta de Argentina. Con el 'diez' de Messi a la espalda. La indumentaria que ahora mismo más puede doler al seguidor brasileño. El rival más directo en el fútbol sudamericano. Mostró jolgorio el aficionado. Muy al margen del varapalo encajado por el combinado canarinho.

"Me alegro de verdad. Se lo merecen", dijo este aficionado con media sonrisa mientras se tocaba la zamarra argentina.

"No es normal este Mundial. Ha sido un gasto exagerado. La gente pasándolo mal en este país y se gastan millones y millones de reales en el fútbol. El país no está preparado para eso. No debería haber sido así", comentó desviado de su ejercicio profesional.

Más metido en aspecto puramente deportivo, el empleado tenía su propia visión también del asunto. "Esta no es nuestra selección. No son nuestros jugadores. Son todos extranjeros. Brasil nunca ha jugado así. Este no es nuestro equipo", añadió.

Es la otra visión del seguidor de Brasil. La otra parte de la 'torcida'. La que espera que la vergüenza pasada ante Alemania, que la humillación padecida en el Mineirao, sirva de escarmiento. De lección para cambiar las cosas en Brasil. Al menos para que la canarinha recupere su fútbol.

Informe propiedad de EFE


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