Tras el ataque, los hermanos reclutados por Al Qaeda escaparon desde París hacia el noreste, en una persecución en la que sabían que tarde o temprano serían capturados.
En el camino, abandonaron el automóvil con el que realizaron el ataque, robaron otro, se aprovisionaron al asaltar una gasolinera y terminaron rodeados por la gendarmería en la zona industrial de Dammartin en Goele.
Entregados, los hermanos salieron a la calle disparando sus rifles Kalashnikov y fueron asesinados por la policía. Sus cadáveres nunca habían sido vistos hasta este momento pero Paris Match reveló las imágenes, que también salieron publicadas en Infobae.